viernes, 14 de enero de 2011

De ser libre, te demandaría.


Dádiva inmerecida de la noche extraña
vals de versos, samba sin instrumento,
melodía incompleta a destiempo terminada
.... jazz de mis anhelos entibiados
con libada realidad y apropiada merma.
Pudiera en el meridiano encontrarte
en algún horizonte perdido, lejano,
de Sodoma floreciente y plena,
o tal vez, sólo hallarte entre plumas
de edredón enfebrecido en pleno orgasmo.
Colgando entonces de mi cuello,
de rubor morado y chivata huella,
el acero distintivo de la esclava
con tu nombre y apellido dentro
como péndulo hacia el pecho iría
anunciando ante mi espejo
que me posees a tu antojo
sin permiso ni derecho...
propietario pleno y vitalicio
por unas lineas caprichosas
de tu elocuencia también prendadas.
Y en la cómplice distancia escondes
la flor de la amapola y la grama
para darme sólo el viento a cambio de ser atada,
para siempre, a tu mano y tu espalda.

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