martes, 1 de febrero de 2011

Andenes...



Antes de que pases a ser
uno de tantos recuerdos
en esta hora que aún te amo
fija tus ojos en mis labios
observa de la boca el movimiento
porque más allá de mi, ellos
siempre te fueron sinceros…
Te quiero…

Ven, siéntate a mi lado, pensemos,
que es mi vida un andén extraño
y no deseo que seas uno más
de tanto viajero desnortado
que olvidó en la estación sus maletas
y por ellas no volvió nunca
aun necesitando luego
de la piel que se dejó dentro…

¿No quieres que hablemos?
de acuerdo, lloremos,
si prefieres… riamos...
¿nos  besamos?
¿nos tocamos?
¿nos tiramos de los pelos?
¿nos pegamos?
Cualquier cosa que mitigue
esta muerte silenciosa
este andarnos esquivando
no quiero que seas tú
uno más de mis viajeros
ni uno menos de los que son
los seres que yo más quiero.

Y aún así
soy del más y del menos la medida
del ir y el venir soy el centro
no puedo hacer nada para cambiar eso
que en este andén en el que vivo
sólo la madera y yo insistimos
en ser nuestro mejor destino,
parada necesaria de viajeros otros
de los que ahora sólo tú decides
si eres uno más o uno menos…

CARMEN SORIANO
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3 comentarios:

  1. Cuantas historias de amor y desamor, de bienvenidas y despedidas, de triztezas y de alegrias encierran los andenes... Nunca serás una menos en mi andén.

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  2. Todos hemos deambulado por alguna que otra estación, y todos hemos esperado sentados en la nuestra. Hemos dado besos de bienvenida y abrazos de despedida; hemos llorado de alegría y, un poco más a menudo, de tristeza, siendo atravesados por una pérdida más o menos irremplazable.
    Este escrito refleja perfectamente esa situación. Es, sencillamente, increíble. Me ha encantado.

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  3. Todos somos unas veces andén y otras veces, viajeros...

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