viernes, 23 de diciembre de 2011

ESA CRUEL INHÓSPITA




La decepción
va tomando la forma de mi rostro
y mi rostro se diluye en la amarga sorpresa
aún lo reconozco, no así el del resto
viejas glorias lucen monstruos
el ratón que iba de sabio
y el santón reivindicando….
ya no conozco a nadie.

La cordura
sigue agonizando en este frío rincón del alma
me arropa entre témpanos esta soledad infinita
y de nuevo el fracaso es mi amante ingobernable
la resta es el signo que rige mi vida y la suma
está bordada en el estandarte que me sublima.

La decepción
va tomando la forma de mi esternón de cristal blindado
lo que se muere es insignificante
el exiguo latido rosa palo
que envía la anemia a mis extremidades
el último sueño concentrado
que puse en mi yogur para matarle el ácido
¿cuánto engaño cabe en un te amo?
el viejo marco de la foto
es lo único que no ha cambiado
eso y el sempiterno polvo…

La prisa de vivir se va agotando
como la espalda del orangután cansado
que ya no quiere saltar de rama en rama
pero que olvidó cómo se dan los pasos
y ve el suelo
y llora
y le chilla
porque está demasiado abajo.

La decepción
va tomando la forma de mis manos
que ya no sangran ni arañan mi cara
ahora a sí mismas se moldean
con el barro del autoengaño
y el agua de la perfidia esporádica.

La decepción
va tomando la forma de mi habitáculo
cuatro muros de asombro
sobre un piso anonadado
y un techo de angustias
que no sostiene cuerda alguna
que prometa paz para estas ansias
ansias de amar o amar demasiado
ansias de ser más
ansias de mí
ansias de ser fuera de mí.

La decepción
va tomando la forma que le viene en gana
porque en este balcón desolado ella manda
se escapa de la culpa
como lo hacen tus labios que no besaré nunca
como se escapa la musaraña
que anida en el recuerdo de cada una de sus palabras
como se escapa burlona la lombriz
que horada sin descanso mis entrañas
yo no puedo escapar de nada
tengo las piernas atadas
con el largo del primer instante
y la última promesa fracturada…

La decepción
tiene ya la misma forma de mi alma
que se derrama acristalada por mis lacrimales
haciendo con sus filos cortantes
del rojo sangre el color de mis ojos exhaustos
donde quedó grabado aquel momento
cuando tus ganas de amar y las mías de soñar
se encontraron
¿Cuánto daño cabe en el engaño de un te amo?
La decepción es un muro alicatado
que refleja su última elección
y el penúltimo de mis fracasos…

(… y la verdad de nuevo
ya no le importa a nadie
si muertos todos somos iguales
el hueso sin carne verdadero
que ya no miente
porque ya no tiene
que pagar el hospedaje…)

Carmen Soriano López
Todos los derechos reservados

sábado, 17 de diciembre de 2011

Faros guías



Tus ojos tienen un brillo incestuoso
ferozmente hermanado con los míos
tan cansados de haberlo visto todo
que apenas abierta una pulgada dejan
como indigna claraboya para el olvido
que no llega
que no entra
y la bisagra de la compuerta
se la cenó el diablo
la última vez que nos fuimos de fiesta
a comernos y bebernos la vida
porque la muerte
solo te deja esta anemia y esta arritmia
y el liquen de la saliva en cada surco consentido
que carcome hacia los huesos la escasa energía.

Tus ojos tienen ese brillo infinito
capaz de alcanzar el borde de mi abismo
encapsulando mi caída delirante y masoquista
en la utopía más pervertida del otro lado del día
mantienen con su brillo mi sangre líquida
pero no evitan que se cuaje
en el paradigma de la desidia
ni aquel trombo que llega a mi boca
cada vez que te hago el amor de esta manera
tan ajena, tan extraña, tan loca…

Tus ojos tienen ese brillo tan distinto
tan hermanado con los míos
tan infinito
que se ha apagado mi universo
de falsos brillos de sangres y mordidas
de tótem erectos e ídolos sin vida.
Faros guías de mi mundo a la deriva…

Carmen Soriano López
Todos los derechos reservados

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Y no hacer cantos desesperados



Me niego a hacer del amor
algo desesperado
cuando debiera ser la razón
de esta luz manifiesta
que a mis horas le pone color
rojos y verdes y alguna lentejuela…
pero la noche sin ti es funesta
una incómoda desazón que comienza
en la consciencia
de esta ausencia de ti
de las huellas en mi piel ajenas
tan aleatorias
que no se puede componer un poema
ni tan sólo decir que a esa hora yo fui…
es la soledad que colecciona el semen
de tanto solo que no se encuentra.

No quiero hacer del amor
algo desesperado
pero con la ausencia de ti
hace alfileres el Bokor del miedo
matando los cartílagos por cansancio
mientras recorro con mis dedos
cada uno de los espacios
allí donde faltas
allí donde carente… estás.

Carmen Soriano López
Todos los derechos reservados

lunes, 12 de diciembre de 2011

Noche, rueca y laberinto… o la química bendición de la hora maldita



Una vez más envilecerse, agriando el sentido más íntimo de cuanto puede el sueño ofrecerte. Arañando el sabor de la apatía que fermenta en la garganta y te embriaga la mente; imágenes, recuerdos, grafías de lo anodino, una pelota botando sola en un patio sin niños. El vacío reclama un sitio junto a tu hígado, o bajo la piel de tu espalda y la única armadura que posees es esa tautología de la vulva que a veces te salva y otras te envilece más todavía. Entonces la noche te mira y se ríe, con todo el descaro que dejan tus estupideces a un lado y otro del destino, porque ella lo sabe todo, ha fotografiado cada insomnio y te lo muestra cada vez que quieres cerrar los ojos. El compás lo marca el frío, mientras sangran tus dedos que hilan toda una vida, un millón de heridas, en la rueca más antigua del mundo, a veces con tanto brío que salta el huso y se clava en algún ojo de otro, o en uno tuyo; otras tan despacio que hasta el tiempo se aburre y te deja solo, se marcha, se sale de tu órbita cuadrada y te insulta con su abandono.
                
            La noche tiene una crueldad implacable y un infinito vasallaje a disposición de solo matarte por un instante, uno o dos minutos de muerte, la suficiente para ganarte y devolverte a la ruina, a tu vida enmadejada en la calle de las mil esquinas, al espectáculo del saltimbanqui tullido y a esa rueca que te mira a los pies de la cama, como sabiendo, como diciendo, una vez más tendrás que hilar el alma para seguir malviviendo. Entonces aparecen los calambres, y las sábanas se vuelven ese océano ansioso por tragarte, mientras tú no puedes mover más que la lengua, acaso las pestañas, un brazo, una mano… y alcanzar ese frasco que tiene la magia necesaria para abrir la última puerta. Cruzarla o aceptar el naufragio, huirle a la muerte o jugar con ella.
               
           El laberinto está deshabitado porque el Minotauro huyó cuando supo tus delirios, acojonado, empequeñecido y el único gorrión se partió el cuello en el quicio de la puerta cuando la última vez, la cerraste con demasiada prisa a la hora de salir a comprobar, de nuevo, que no había para ti nada fuera. Sus pasajes son retorcidos pero ya los conoces como el patio de tu antigua escuela, muros de cemento y bajorrelieves de rostros conocidos, de hombres buenos o indecentes quimeras, de mujeres de belleza extraordinaria, un parque en Siena que nunca viste y tus otros nombres, colocados sin orden entre grafitis de glandes fofos e hileras de dientes. No hay paz allí pero hay silencio, un sagrado y negro silencio capaz de mantener a la noche fuera y a la muerte, calladamente cerca; nada de fibra pendiente de hilar y si acaso hay sangre, está seca, no molesta. El laberinto también tiene sus peligros, allí no hay agua y a veces, se corren los muros de sitio, alguna vez podría atraparte y convertirte en la cicatriz del sueño de algún mendigo, ese es el riesgo por no querer ahogarte, ni ser la desvelada esclava de Rumpelstilzchen que hila su dorada suerte durante la noche, en esa hora maldita.

Carmen Soriano López
Todos los derechos reservados

viernes, 9 de diciembre de 2011

Cómo desertar sin alistarse



. EL SILENCIO MANIQUEO
Cesa de las balas el silbido
pero es sólo el engaño austero
de los tan dañados sentidos
que ya no pueden más
y estallan en el procaz latido
de aquel amor en rictus severo
que aleó mal el sueño con lo vivido…

.ROL Y MANIFIESTO
No es mía esta guerra
es otra mi batalla
lo mío es de la tierra
agua, sal y la promesa
de ser en todo caso
de la forma más verdadera
coraje, tesón y esfuerzo
sangre, orgasmo y lágrimas
de ruta algo incierta
siempre con paso firme
pero con el miedo a cuestas.

.REFLEXION Y ECO
En cualquier caso lo más siniestro
es esta falsa calma inveterada
burbuja falaz que envuelve lo nuestro
que ayer no fue y hoy es nada
porque como ya le dije al cabestro
esta no es mi batalla
menos aun son suyos los cuernos
si de mí no puede mostrar
factura pagada o documento
ni presentar acta notarial
donde diga que le pertenezco…

.OBJECION DE PIEL Y CONCIENCIA
Qué pereza ser soldado involuntario
en las lides de otros que se equivocaron
cuando no tengo más causa ni patria
que mis propias llanuras mojadas
y acaso la ruta por tus pies marcada
porque en tus huellas sí que cabe
toda la anchura de mi espalda…

Carmen Soriano López
Todos los derechos reservados.


¿Y si mejor me devuelves el silencio?



Con tu ausencia hice mi sacrificio
de tu silencio se pintaron fachadas
y hoy que voy a derribar el edificio
vuelve a ser tu voz mi madrugada
como siempre sangrante maleficio
me sigues manteniendo así atada
y que no pueda firmar el armisticio
que diera paz a mi alma avasallada
desde aquel tu adiós sin artificio
que me dejó en silencio enamorada…

Carmen Soriano López
Todos los derechos reservados

domingo, 4 de diciembre de 2011

Voces del aquí y del ahora // Poesía de Viento Serena y Carmen Soriano


Memorias disueltas

Es que cuando me pierdo en tu suelo
cuando entre tus sueños y los míos
acaricio tu pelo
cuando el rigor del secreto nos conjuga en el mismo tiempo
recobro la memoria de cada sentir tuyo en mi pecho
trasmutando mi dolor
en los besos de tus labios
en el cielo

Es el desierto de los solos quien me llama
o tu voz cuasisagrada de brisa con sabor a lamento
o el extremo de tu trenza que con fuego me reclama
siempre que a tus versos llego con el corazón enfermo
y vuelvo con la piel a tiras pero mucho más dama
más entera por la sola gracia de tu singular talento

...y ahora
detente Viento
que ni tú ni yo
somos de andarnos por la ramas
ni de caricia suave
dame fuego
que tengo frío en el alma

Voy a quemar entonces la amargura que te atrapa
voy a surgir con gemidos y estruendos los olores de tu olvido
quiero ver como te retuerces en el vaho del placer
dejando atrás las patrañas de ese dolor que ocultas en las cavernas de tu ombligo

Y es que muero por ver tu cabeza erguida y adornada con diadema de perlas
tal cual lo que eres
una musa que gime entre los huecos de esta tierra

entonces no habrá pecado si te llevo conmigo a ese lugar
donde hasta ruegan ciegos los dioses por ser humanos
y el dolor es solo el aceite
que prodigará el largo deleite
de tenerte lujuriosa y visceral como tornado entre la manos
que nada arrecia como tu verbo incandescente a la hora de jugar

... y luego Viento
retornar
como diosa y huracán
con nudos en la lengua
hasta ese otro lugar
donde el lamento
nos obliga a mendigar...

Será entonces que entrelazadas cubriremos de colirio los peldaños del infierno
no habrá quien ose poner un pie frente a la osamenta de nuestro embargo
pues habremos despellejado juntas
las partituras frías del quebranto

Que tu y yo conocemos los dolores y el espanto
conocemos el rostro del temor, la envidia y fracaso
hemos enfrentado los fantasmas ruines de la hipocresía y sus desencantos
mas aun nos queda mucho entre las manos y las rimas
somos como el fénix que resurge con mas fuerzas
venciendo los gigantes con una roca
escribiendo las memorias que se disuelven en la tinta


Viento Serena® & Carmen Soriano®

sábado, 3 de diciembre de 2011

Otro tratado de biología



Sigo apelando al olvido
mientras crece mi pelo
promesa de lo que no fue
por solamente no haber sido
a centímetro por mes
y amargo llanto diario, crece
y todo cursa con sus signos
no ve la luz el metro
y la gente sigue teniendo prisa
el precio del tabaco subiendo
llorando la cuenta del banco
las palomas aun conformes
con las migajas desperdigadas
y yo cuidando el cabello que no es mío
y alguien diciendo de nuevo
no eres de aquí
no eres de ningún sitio
no puedes salir fuera ni quedarte dentro
tú solo eres fuego y viento
entonces
entiendo el desarraigo
y aquel amor que me dabas
que no era amor pero abonaba
la tierra en que soñé que germinaba

Peino el rojo cabello y pienso
no hay tierra
ni del abono es la falta
cuando comprendes entre lágrimas
que no eres germen de nada
que siempre fuiste completa
la planta nómada
que no puede salirse de su maceta.

Carmen Soriano López
Todos los derechos reservados

viernes, 2 de diciembre de 2011

El regalo



Qué pasó hoy que no entiendo
que dejó erizada mi piel
y lábil el pensamiento…
qué es esa luz que hiere
la estampa gris en la que vivo…
no sé qué ha sido
ni qué nombre ponerle
se han ido la palabras
con las que lloro siempre
y las otras se niegan
a quedarse en los papeles
quieren volar hasta Andrómeda
saltar las verjas de la memoria
quieren reírse de mi sombra
y quedarse a vivir en tu boca
en tu santa, santísima boca…

…y acaso es verdad alguien lo dijo
que calla la dicha al poeta…

Carmen Soriano López
Todos los derechos reservados

De los ojos, de la fe y la suerte iconoclasta



Llegar con el hombre de la arena
sentado sobre el hombro derecho
y el hueco de la oreja de van Gogh
cosida al talón del pie izquierdo
el temblor en las manos y el sudor
que llega hasta el estómago, dentro
y la previa respuesta adelantada
hiriendo los ojos que tanto vieron…
la lechuza de Palas asesinada
antes de que el alba la devolviera…
y tú y yo, los estúpidos de siempre
que no saben vivir sin versos.

Entrar con los nudos bien puestos
la vana misión de no darlo por supuesto
el miedo,
y dejar que pase la ocasión
de allí mismo soltar todo lo que llora dentro
para hallar que nada era cierto
porque la fe se esconde a veces
en un tensiómetro ocular o en la rejilla
de algún profeta que va de médico…
y todo queda expuesto,
que nada es lo que parece
y menos lo que te cuenten los ineptos.

Salir con mucho menos peso
el hombre de la arena muerto al sol
y la tasca de la esquina, el policía
la vieja con el perro,
tu sonrisa disimulada
y mi dolor de huesos
todo para nada o solo para saber
que es la suerte iconoclasta
tanto o más como la vida
y ahora, sonreír sabiéndonos tontos
pero felices, al menos, por este día…

Carmen Soriano López
Todos los derechos reservados