Oye alma…
que de tan gemela me dañas
¿no ves acaso el viento
esa vaharada de mi aliento
que golpea en tu ventana
la impotencia de ver tu sufrimiento?
Oye alma…
yo te guardo donde siempre
envuelta en lino cual tesoro
bajo la muda almohada
sobre la que lloro
sobre la que sueño y hasta invento
que poseo una fábrica de alas…
Oye alma…
si tú desesperas o añoras
soy yo quien se desangra
si te faltas o me faltas
se apaga la luz en mi casa
y no hay Durero que me pinte
con nueve cabezas de larga
como una vestal postmoderna
o como a Eva, descalza…
Oye alma…
si los poetas volaran
no habría nada
sólo páginas vacías
y cielos preñados de pieles
las estrellas sin ser vistas morirían
y con ellas
la esperanza…
Carmen Soriano López
Todos los derechos reservados
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