Sería fácil decir que es un asunto
que sólo a la ornitología pertenece
y hablar desde ese punto de vista
de modo evidente y doloroso
de cómo a extinguirse el falconiforme tiende
dejando huellas en los libros tan solo
de esa su gracia y estrategia
lanzar desde la altura los huesos
ahorrándose la tarea de molerlos…
Pero es lo humano lo que azora
el alma que se siente inquieta
porque igual que a su naturaleza
puede entender la de otros
que siendo semejantes a los ojos
son tan dispares en intenciones
que más bien parecieran estas aves
que congéneres de existencia amable
la diferencia con ellas es apreciable
tiene el primero la dignidad genética
pues el quebrantahuesos es un ave
y estos que te cuento no traían puesto
el programa previsto en el código genético
buscan la carroña no por alimento
son carroñeros por mero divertimento
e incluso tan rastreros, hallarán deleite
en romperte contra las rocas tus huesos
sin que te haya llegado aún la muerte…
Y mientras se extingue tan noble especie
esta otra mala copia prolifera
entre los que caminan como personas
como amigos se camuflan a la espera
de ese momento desgraciado
en el que lloras o resbalas en la acera
acudirán a por tus huesos sin duda
descubriendo que acertó el ornitólogo
que renunció a la filantropía…
Carmen Soriano
Todos los derechos reservados