miércoles, 30 de marzo de 2011

Con los ojos cerrados


Qué absurdo y qué bueno al mismo tiempo
poder sentir todo esto, temores, calores
presencias invertidas y acallados ardores
y qué podría hacer con todo ello,
dónde guardarlo o a quién darlo como regalo,
quizás como sacrificio al destino ofrecido
o sólo como causado motivo de unos versos
pudiera entonces sin más dejar que fuera,
 pero…
ya me conoces, sabes bien cómo me hicieron
por eso… cierro los ojos y abro mi cuerpo…
despego sin motor evidente, alzo el vuelo,
aterrizo de pleno en tu ombligo
y le canto una canción ya conocida,
hago con mis piernas un cepo estrecho
alrededor de tu cuello para que así respires
otro aire, el que con mi sudor renuevo,
sólo para que mi sabor bien destile
y así como yo hago desees tomarte
la esencia de lo que sola me hace…
Hago confluir caminos adversos
como si fuera mi centro Roma
a la que todos llegan, en este caso
bastante lesos, morados que atestiguan
que si cierro los ojos te miran mis uñas
y si abro la boca aparecen ellos…
por eso, amor, disculpa se te agravio
si te lesiono o simplemente te gasto
es que así como me dueles me lo cobro
cuando de este modo en ti me sueño
y con los ojos cerrados… te devoro.

CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados

martes, 29 de marzo de 2011

Historias de las azoteas


¿A dónde me mudo?
¿A qué piso o escalera?
Si está en ruinas el edificio
y yo sigo en la azotea, la mía,
sin ascensor que abajo llegue,
sin salida de emergencia…
sin puerta trasera...
No me gustan los vecinos
y los gatos aquí ya no son gatos,
tienen la lengua podrida,
si te rozan te quema su saliva…
(Como todos esos cristalinos
que no me ven por más que observan)
Desde la calle me mira la gente,
me señalan y se mofan o desdicen
de este empeño, para ellos patético,
de escapar de aquí alzando el vuelo,
me llaman loca, o peor, anarquista…
Y yo sigo con lo mío,
me saco el corazón del pecho,
lo coloco sin reflexión en mi sexo
por la quimérica engañosa idea
de que así querer duele menos
y me como a bocados las esquinas
mientras a saltos practico
cómo se vuela hasta el infinito
y entre tanto, tú guardas mis alas,
otro loco Ícaro, o no tan loco,
desde tu propio edificio
tal vez con menos ruinas…
Cuando desde mi azotea te miro
cómo fabricas mis alas en la tuya
desaparece toda la gentuza,
desaparecen los gatos y los vecinos
y sólo veo el aire que ya no falta,
imagino cómo es es el infinito
al que tal vez no llegue por destino
pero que ya es acento circunflejo
en cada palabra que te digo…
en las que callo es donde habita
la que desconoce sin remedio
hasta esta azotea maldita…

CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados

lunes, 28 de marzo de 2011

Entre las Sirenas y la episteme... las Sirenas



Se acorta el espacio
ese escueto, tardío
inefable signo
de cómo sola me vivo
ahora lo sé…
¿ahora?
tuyas la legitimaciones
don de la palabra
míos los minutos
sin sangre derramada.
Haciendo de eco
tartamudo
en copa de piel servido
pasarelas, caminos
puentes…
¿destino?
Tinta…
dichosa hacedora
maldita mentira
psicoanalista
nada sin mí
nada
sin
 ti
Renuevo el aire
reciclo castañuelas
compro tiempo o lo presto
la noesis liberada
ahora lo sé
te sé
me sé
Voliciones del alma,
erecciones clitorianas
admiración diáfana
o verdad hallada
¿qué más da?
Entelequia
finalidad
¿yo?
¿nosotros?
¿todos?
Necesidad
Amor
¿amor?
No sé, ni falta…
aire
luz
agua
se acorta el espacio escueto
entre esto
y mi yo verdadero
o
tal vez
sólo es que las sirenas cantan
y en sus notas me quedo atrapada,
de este modo,
enamorada…
las respuestas que las busquen otros…
tú, Sirena...
¡canta!

CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados

Sacrilegios


En la sacrílega noción de los bastardos
que no por viles sino por errados
es el amor sustituto y herramienta
quedo colgada de algún perno extraño
pendiendo sobre un vacío ya conocido
que desde el fondo de su abismo salado
grita un nombre que habita mi olvido…
y yo, que de ello entiendo poco, me asusto
porque no sé ser de otra manera
así, como se ve, escondiendo la mitad a veces,
doblando siempre la tenaz apuesta
como ese cruzado que batalla sin saberlo
por lograr un grial repleto de blasfemias,
sin nada que ganar y perdiendo aun menos
pues lo valioso lo dejó bien guardado
en un sagrado cairel de otro espacio
allí mismo donde tus labios se encuentran…
Y qué si de tus ojos me hago
como la única guía certera
de estos pies que recorrieron tanto
hasta llegar a este virgen remanso
donde es tu agua cristalina
fresca cura para cada herida…
y qué si en la profilaxis de tu abrazo
que se extiende omnipresente en mi día
es donde me siento segura y dichosa…
si yo no sé del amor sacrílego ni del otro
y sin embargo, de esta forma turbadora,
santa y sacrílegamente te amo….

CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados

domingo, 27 de marzo de 2011

Soliloquio de la penúltima hora



Siendo el tiempo tan exiguo y la distancia tan desoladora, se quedan solos mis dedos que de su longitud sin sentido hacen nudos, pues era su fin alcanzarte en lo más profundo y ahora, sin remedio, se vierten informes sobre onerosas concupiscencias, porque así deben ser las cosas, o así son, sin más. Y mientras, sigue chillando exigente esa parte que a todas horas te nombra, que te reclama como si fueras suyo y, adoleciendo de tu falta, te dibuja, tirana y canalla, impúdica, en otras pieles, en otras sombras, contornos que se hacen extraños, amados, pero extraños como un blues en un tango encasillado. Y yo intento acallarla contándole de tu excelsa virtud, de tu circunspección sagrada, de tu raíz noble y de la otra belleza que te habita y se esconde a los ojos, porque no fue hecha para la vista, ni para el oído, le cuento de cómo han de respetarse los espíritus, de cómo es siempre más grande la entrega del alma voluntaria y de la piel liberada, de cómo será un día compensada tanta pulsión contenida por mayores trascendencias, por mejores sinergias. Le grito, le imploro, pero no me escucha, exige como sólo ella sabe sentir íntegro tu escaso peso, exige hacerse de los aromas en los que respira, exige cada unción, cada roto, exige oficiar completo su rito, y como no tengo solución precisa, ni siquiera la promesa, lastima cada falange haciendo torcidos allí donde carecen de tu cuerpo mis dedos, como si en verdad no hubiera nada más que hacer, ni más en que pensar, ni nada más que decir, como si no hubiera más cometido ni mayor empresa que plegarse sobre tu delgadez hasta que así tú mismo desaparecieras. Entonces, a punto de quebrarse mi espalda, me rindo sin armisticio, me dejo ir y conmigo también el pensamiento, que se estira y su esencia  elonga hasta casi alcanzarte, a dos centímetros de tus parpados cerrados que ni siquiera ellos saben con qué sueñas, entonces te observa y casi puede rozarte, pero aún así no llega,  toma algo, un poco de tu aliento y me lo trae de vuelta para ponerlo sobre mi pecho que ya perdió el suyo, por esta maldita parte que se empeña en que eres tú el único cancerbero que puede llevarla hasta el infierno… allí mismo donde fue hecha, de donde consiguió su inextinguible fuego, ese que ahora me consume a su capricho mientras derrito por su causa las teclas que te lo cuentan...

 CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados

sábado, 26 de marzo de 2011

Cuando bailan las preguntas



¿Qué pasaría si no fuera o si fuera?
En tanto, hace la sartén su ruido
y salpica el aceite caliente, recordando
cada ampolla que la piel aún siente
y fuera en la calle sigue la motocicleta
del pelirrojo que traía las cartas,
esta mañana se cortó las venas…

¿Qué pasaría si no luchara o si lo hiciera?
Mientras, la bayeta mojada resbala
y le dice la lejía a mis ojos
que aún escuecen las lágrimas,
 en la barra del bar de arriba
el hígado hipotecaba ese poeta
que esta mañana se quedó en la cama…

¿Qué pasaría si no estuvieras o sí estuvieras?
Cuando la aspiradora endiablada
resquebraja los sentidos y me cuenta
que aún respiro, que aún vivo
y en la esquina de mi casa lloraba
ese perro abandonado
que ahora lame mi alma…

Del enloquecido baile de las preguntas
salgo siempre maltrecha, pisoteada
pues no hay pareja que el ritmo siga
cuando comienza el compás enfebrecido
que las piernas y la mente desbarata
por eso ya no bailo de pie con nadie…
Prefiero bailar sólo contigo
tumbada, sentada o arrodillada
elijo la melodía serena de tus notas
porque ciertamente no me da respuestas
pero me permite que baile, que baile…
mientras me olvidan la aspiradora,
 la sartén y la bayeta…
porque en mi escenario me encuentro
cuando así bailo contigo…
 sin buscar respuestas…
porque las preguntas olvido…

CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados

Cuéntame un cuento



Cuéntame un cuento, pero un cuento serio
de esos que empiezan por érase una vez
o por en algún lugar de la Mancha…
que tenga mil noches o cien semanas…
Si quieres trae princesas y duendes
lagartos o alienígenas, príncipes añiles
da igual si versa de raptos o de metamorfosis
lo que importa de este cuento que quiero
es que sea la trama buena y, por supuesto,
que sea la narradora tu lengua…
Apaga la realidad antes de empezar el relato
y de la incredulidad déjame desnuda,
aparta de mis piernas la rutina
y despeja de mi frente la vergüenza,
separa el presente del pasado
y tumba la perdida inocencia
para que pueda así creerme el cuento
y entera en él me viva…
Cuando de esta forma sea la oyente perfecta
prepara tu inspiración al caso
esmérate en contar muy despacio
cada hazaña o cada milagro…
ya sean magos, dragones o corsarios
los protagonistas de esta historia
recibirás entonces, prometido,
mis mejores aplausos enfebrecidos…
pero si fuera acaso por alguna razón ignota
que se perdió la musa por celosa
y en tus profundidades no la hallas
deja que sea yo la que te cuente un cuento...
No es de Homero ni de Ovidio
ni de Carpentier ni de Chejov
no es de Kafka ni de Cervantes
no lo aprendí en Arabia,
sólo es uno mío, uno sencillo…
el único que sé, un grato y ameno cuento
en el que todos ganan porque todos perdieron…
pero que termina igualmente, como debe…
en un “fueron felices y comieron…

CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados

viernes, 25 de marzo de 2011

CANSANCIO



Me miras forzando una sutil mueca
una solidaria sonrisa que devuelvo
pues desde este charco comprendo
que sólo mientes por sincero afecto…
Quieres que bailemos, que charlemos
que al parchís nos batamos en duelo,
quieres que grite o que así mismo retocemos
y hasta de Babilona me traes flores,
inventas indulgente mil consuelos,
mil cielos con mil luceros, mil dulzores…
pero es que no entiendes amor…
que esto que mi boca y mis piernas cierra,
que constriñe mis cejas y mis labios lacera,
esto que ralentiza el latido mientras el llanto acelera
no es hastío ni abandono,
no es desidia ni pereza,
no es tristeza ni desplome,
no es desamor ni desaliento,
es puro cansancio,
cansancio del duro,
cansancio del negro,
del que daña cada fibra
desde pulmón hasta el cerebro,
del que despierta cada muerto
y aborta cada posible nacimiento,
del que hiela la sangre atónita
y enfebrece el ya huido pensamiento…
cansancio de la vida misma
por cada segundo obsceno,
por cada majadería,
por cada inocente que el aliento pierde
mientras algún cabrón logra su plusvalía,
por cada una de las reiteradas veces
que el mismo dios me desdice,
mientras así mi alma se envilece…

Por eso amor, deja en la almohada
esa sonriente mueca solícita
y permite que descanse, así,
abrazada sólo a mis rodillas…
mañana, apenas despunte el día,
montada sobre ti, te prometo,
recobrar toda mi energía…
bailar, charlar, prender flores en mi pelo
y usar los mil luceros
para al parchís ganarte en falaz duelo
y en injusto pago cobrarte…
que me lleves de nuevo al cielo…

CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados