La decepción
va tomando la forma de mi rostro
y mi rostro se diluye en la amarga sorpresa
aún lo reconozco, no así el del resto
viejas glorias lucen monstruos
el ratón que iba de sabio
y el santón reivindicando….
ya no conozco a nadie.
La cordura
sigue agonizando en este frío rincón del alma
me arropa entre témpanos esta soledad infinita
y de nuevo el fracaso es mi amante ingobernable
la resta es el signo que rige mi vida y la suma
está bordada en el estandarte que me sublima.
La decepción
va tomando la forma de mi esternón de cristal blindado
lo que se muere es insignificante
el exiguo latido rosa palo
que envía la anemia a mis extremidades
el último sueño concentrado
que puse en mi yogur para matarle el ácido
¿cuánto engaño cabe en un te amo?
el viejo marco de la foto
es lo único que no ha cambiado
eso y el sempiterno polvo…
La prisa de vivir se va agotando
como la espalda del orangután cansado
que ya no quiere
saltar de rama en rama
pero que olvidó cómo se dan los pasos
y ve el suelo
y llora
y le chilla
porque está demasiado abajo.
La decepción
va tomando la forma de mis manos
que ya no sangran ni arañan mi cara
ahora a sí mismas se moldean
con el barro del autoengaño
y el agua de la perfidia esporádica.
La decepción
va tomando la forma de mi habitáculo
cuatro muros de asombro
sobre un piso anonadado
y un techo de angustias
que no sostiene cuerda alguna
que prometa paz para estas ansias
ansias de amar o amar demasiado
ansias de ser más
ansias de mí
ansias de ser fuera de mí.
La decepción
va tomando la forma que le viene en gana
porque en este balcón desolado ella manda
se escapa de la culpa
como lo hacen tus labios que no besaré nunca
como se escapa la musaraña
que anida en el recuerdo de cada una de sus palabras
como se escapa burlona la lombriz
que horada sin descanso mis entrañas
yo no puedo escapar de nada
tengo las piernas atadas
con el largo del primer instante
y la última promesa fracturada…
La decepción
tiene ya la misma forma de mi alma
que se derrama acristalada por mis lacrimales
haciendo con sus filos cortantes
del rojo sangre el color de mis ojos exhaustos
donde quedó grabado aquel momento
cuando tus ganas de amar y las mías de soñar
se encontraron
¿Cuánto daño cabe en el engaño de un te amo?
La decepción es un muro alicatado
que refleja su última elección
y el penúltimo de mis fracasos…
(… y la verdad de nuevo
ya no le importa a nadie
si muertos todos somos iguales
el hueso sin carne verdadero
que ya no miente
porque ya no tiene
que pagar el hospedaje…)
Carmen Soriano López
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