Hacia un lado, hacia el otro
donde los pies la cabeza
el costado me abandona
esta cama no es redonda
en las esquinas comprometo
lo poco que de mi queda
entre el hueco de tu ausencia
y mi espalda tan maltrecha
Los surcos de las sábanas
se niegan a borrar tu silueta
y ya no queda un rincón sereno
ni tampoco hay dinamita
para reventar esta melancolía
mandarla al infierno o acaso
a casa de la puta vecina
esa bruja malparida
que cada vez que nos mira
nos hace daño con su inquina…
y ahora tu falta me lastima
en esta cama que no está vacía
porque hay de tus uñas un resto
un pelo, un estornudo,
algo de tu saliva…
el eco de tus gemidos
confundidos con los míos
estos de ahora
que suplican tu vuelta pronta
porque no entiende el Lorenzo
cómo me puede este sentimiento
y al amanecer me obliga
a dejar esta cama
sola
como un Oliver Twist moderno
que no tiene más historia
que la tuya sobre la mía…
y así de incómoda me quedaría
en ella el resto de la vida
mirando tu falta dibujada
entre mi pecho y tu almohada…
eternamente adormecida…
Carmen Soriano
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