EL CALOR
Abrochados
como botones antiguos
que ofertan al ojal su óxido
señal de su unión indisoluble
y el paso implacable del tiempo
aún cuando ya está la tela raída
y el abrigo es sólo un trapo viejo
así perduran en mi alma los recuerdos
abrochados con sus manchas
a cada uno de mis cabellos
el primer tomento y el último delirio
la música del rito del domingo
del que deserté pero con honor
el olor a azufre en mi cuna
y el tacto de cada una de las manos
que rozó mi abrigo hasta gastarlo…
EL AIRE
Suspendidos
como partículas de argón
que filtrará algún alveolo desconocido
en el equívoco de una inspiración
informes y pequeños fragmentos
de la historia deshilvanada por el tiempo
revolotean inquietos sobre mi cabeza
pidiendo auxilio y consuelo
días de lujo en la espalda
y bajo los pies un par de alas
La estancia en la sala de los mil gozos
y el fin de la carrera no empezada
el dolor sin nombre ni etiología
que anestesió el futuro en demasía
dejando comatoso lo venidero
y el flashback de cada sueño
que naufragó en el mar de la desidia…
LA LUZ
Intermitente
como el brillo de las luciérnagas
que se afanan en hacer de la luz vida
y así dejar su huella en el futuro
con legiones de ADN eternamente vivas
Así se afana el sol del mediodía
en prolongar el espacio sin sombras
donde una nueva oportunidad cabría
si no existiera la noche y no trajera
el maleficio de reconocer en ella
a cada uno de sus hijos
si no los viera copular
con cada buena intención
o cada noble instinto
híbridos demonios que se paren solos
y se esconde bajo la piel de la espalda
antes que los extermine el alba…
EL ULTIMO LUGAR CUANDO ES PRIMERO
En este lugar bailan los muertos
sobre ataúdes de nonatos
de poetas, de ingenuos
aquí nada tiene un nombre verdadero
ni ninguna historia se acaba
En este lugar desprovisto de alma
que algunos llaman infierno
solo a causa de su ignorancia
pues aquí el frío es lo que quema…
en este lugar los recuerdos no abrigan
ni revolotea la vida buscando su cronología
ni sale el sol o el pensamiento
aquí no se respira
en este lugar duras tanto tiempo
como te mantengas de pie
y conteniendo el aliento…
Carmen Soriano López
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