Del otro lado del doble
queda la búsqueda inoportuna
que allí donde todo clareaba
allí, sobre mis nalgas,
iniciaron una tarde tus gafas
Ahora, gastada la piel no llora
lijan las manos oxidadas escamas
claudicado titanio bajo la sal del agua.
Como miembro fantasma que escuece
en mi espalda apostado te encuentro
mientras mi alma anclada al sueño te mira
delirando el suicidio de las ballenas
que trajiste aquella tarde a mi casa
cuando aún esperabas
del paso siguiente ser pregonero
y los dos, temblando,
sellamos con abrazos culpables
tú, por tus solos conflictos
yo, por no haberlo hecho antes…
arrepentimientos omisiones
que hasta aquí nos llevaron
y entre ballenas muertas y sarro
yo mudo la piel, descamo
mientras la tuya… el olvido curte…
CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados
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