sábado, 15 de agosto de 2015

IN-PRESIÓN


La pugna brutal entre la raíz de los árboles y el puesto de tacos, la batalla a muerte entre el peatón y el pesero y la lucha por lograr un aire que no haya sido previamente respirado... Aquí se libra una guerra que el Generalife desconoce y mis ojos buscan el pendón con los colores acertados. Tanta vida condensada me empieza a oler a muerte y se me muere el azahar y se me muere el olivo de mi patio. Nunca estuve tan sola ni jamás entre tanta gente.

Hace años que no veo las estrellas bajo este cielo nocturno preñado de luz y monte carbonizado y el agua aquí sólo tiene una dirección y siempre es, furiosamente, hacia abajo. Cómo evitar la erosión de la forma con tanta tormenta de fondo. No oigo la fuente ni la broma dominical del viejo campanario acaso, a veces, la furia de un claxon me saca de este asombro. Hay pendejos neuróticos en todos lados, no estoy tan lejos entonces ni quizás este lugar es tan extraño...

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