Oculta el cansancio irreverente
el secano de los ojos que fueron
joyas de coronas ajenas y ahora
se ahogan por la lluvia inclemente
vestigios de condición perdida
por aterrizajes de cigüeñas
que cambian tejados por eras…
como zarigüeya paro cada treces días
recuerdos y lágrimas resecas…
Caminos angostos sin agua o madera
queda acaso la memoria en tus manos
de cuanto no hicimos ni fuimos
signo inequívoco de tanto torcido
como rama sin árbol, higuera sin higos,
como el viejo alarido que ya no retumba
ni en arcillas etruscas ni costados…
Por qué gastarnos amor entonces
andando pasillos sin puertas
marquemos la piel sacando espinas
como a fuego ayer tatuadas
rojas de ser lo que no somos
sobre la espalda derramadas…
Tal vez alcance el suspiro
a exterminar el cansancio y llegue
la verdad resarcida de escarnio
entre verdes guirnaldas mecida
a empastar las muelas heridas…
Trepa por mi espalda en esta hora
y sujeta tus pies a mis caderas
alcancemos los dos de ese fruto
que no por lejano desmerecemos
respire la piel por donde pueda…
ya gritaremos mañana
siempre espera por uno el infierno…
CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados
CARMEN SORIANO
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Esos momentos en los que no importa quien debemos ser, que debemos hacer... Sólo importa ser y todo lo que ello significa. El infierno de la realidad siempre está esperando, hoy quiero el cielo de lo soñado.
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