Vete, no es lo mismo el amor que la insistencia
y yo contigo ya sólo insisto, desde hace tiempo,
ya no te quiero…
te soporto, te tolero y sigo insistiendo
porque me puede el hábito
y desde aquel día que te amé en la escuela
cuando nadie más de ti sabía
un reflejo poco nítido
en el cristal de aquella puerta
aun lo recuerdo, desgastada reminiscencia,
tus dos trenzas, boquiabierta…
esa mirada de profunda tristeza y al mismo tiempo
la mayor de las promesas, aquella esperanza
entre tímida y traviesa
me mirabas igualando gestos,
movimientos
el más ínfimo que hacía, repetías
te amé desde aquel día como lo más mío
el parvulario se hizo distinto viéndolo con tus pupilas
y todo resultaba cómodo cuando conmigo te sentía
vinieron después el resto de los días, todos…
nuevos libros, nuevos sitios, amantes distintos
diferentes retos, nuevas empresas y nuevos ritos
todo cambiaba, todo lo hacía, menos tú
con tus dos trenzas, boquiabierta…
y aún así, pegada a mí con tus promesas
tus historias, tu heroicos sueños
tus esfuerzos para mi supervivencia
como si fueras de este modo
la única sombra que
proyectara,
cornisa que de todo me guarecía
y todo lo encandilabas…
Vete, ya no te quiero
no puedo continuar contigo
no sirve de nada ahora que digas
que eres yo, que yo soy tú…
porque no es amor, es insistencia
hoy lo por fin lo distingo
es sólo miedo a ese momento
que al mirar el cristal de una puerta
no vea de mí ningún reflejo…
hoy soy una mujer entera
y tú sigues siendo aquella niña
con tus dos trenzas, boquiabierta…
CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados
Altar fecundo donde nombrar y ser siempre es lo mismo, donde podemos hacer las paces con el recuerdo peor y volver a dar brillo a la gema que no es ya la utopía... Altar, proscenio que no escarnece lo que en otro razonar ha perecido, y le hace un cumplido al tema resilente de la vida, la adolescente, la púber la perenne, la del criterio feliz nunca impugnado y la de las trenzas ida sin equipaje ni duro, que respalde su búsqueda entre pasos inseguros...Una bella tonada, Carmen!!
ResponderEliminarSoltando lastre para aligerar el camino y fijar mejor los objetivos, tú, un libro, un diente en la mejor forma perdido...... gracias amor por llegar tan temprano y hacer de mi continente un paraiso....
ResponderEliminarY mientras la niña de las trenzas se siga reflejando boquiabierta,y hasta pareciera en ciertos momentos con una sonrisa sarcásticamente burlona,la mujer salvaje que se siente entera, íntegra y digna, no podrá librarse de los aparejos.
ResponderEliminarEnhorabuena si ya no está ese reflejo...abandonado hasta del recuerdo desaparece.
Ya sin riendas, desbocada, la salvaje emerge...y tranquila y a toda velocidad seguramente la felicidad encuentra, a su manera,la mejor...con la satisfacción de saber que en su casa los espejos no son de madera...
Acaso querida amiga tienes el poder de leer las mentes? O pertenecimos en algún punto del eterno presente a la misma tribu?
Reverencias hoy a tus letras, es poco...
Un beso transatlántico !!!
Llega tu beso mi querida Fabi más que nunca, entendiendo el esfuerzo con el que lo traes y cierto, no leo el alma pero será por eso de que somos todos hijos de la misma Gea y con los mismos sentimientos, acariciar los tuyos, como siempre, un privilegio, besos en ultrasónico enviados!!!
ResponderEliminarNo reniegues de tus trenzas
ResponderEliminarO niña de pecas risueñas
Porque es ella quien te hace ser distinta
La que te hace subir al árbol
Y desde sus hojas sentir el rocío
La que en la mañana pierde el tiempo
Maldito invento
Para enroscar la nariz y saber de la calidez del almuerzo
No reniegues de ti cuando disfrutas
Pues el señor grande está lleno de badenes
De desconciertos ciertos
Y de seres grandes, igual de repletos
De aburrimiento…
Recógele las trenzas y trepa, a aquella rama
Donde solías subir y mirar…
Bsts.Carmen…gracias
¿En verdad lo crees Santiago? llora mucho al tiempo que llena mi cabeza de imposibles sueños, no sé puede que te haga caso, tal vez sea amar insistir en ello al fin y al cabo, gracias por llegar a esta casa que extrañaba cómo adornan sus paredes tus cuadros, besos.
ResponderEliminar