No hay nadie más solo
que aquel que es sincero
ni alma más agónica
que la que siendo tan clara
ha de soportar la sospecha
porque no hay costumbre de ello
topar con personas verdaderas
y su no o su sí son de franqueza
pero de tanto como cuesta
desacomodados son siempre los otros
los que buscan y rebuscan
esquinas en las respuestas…
No hay nadie más sólo
que ese que vive en su isla
viendo desembarcar a diario
toda suerte de almas mercenarias
que vienen por su agua clara
pero precisan enturbiarla para tomarla…
Ay, esta soledad mata
porque no vale de nada ninguna palabra
si siempre esperan que en tu alma
amanezca la mentira acostumbrada
sin ver, ni entender nada
de cómo es tu verdad la noche
o de cómo duele al transparente
la sospecha de la falacia
no miente el cristal que te muestra el otro lado
Ay amor
que el síndrome del amanecer
es a ti a quien ahora ataca
por engaño o por empeño
de otras batallas o del ego
o alguna que otra culpa ingrata
de ver lo que no hubo en mi alma
o tal vez
por mala suerte o por equívoco
y suena una sutil amenaza…
que cohíbe el ritmo dialogante
que era la última esperanza…
ay amor, no te repliegues, no te vayas
yo ya sólo puedo dolerme un poco
de esta soledad que me acompaña
y decirte, con toda la verdad de mis palabras
que te amo, porque eso no cambia
aunque hayas hecho que amanezca en mi alma…
CARMEN SORIANO
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QUE HERMOSOOOOO LO Q ESCRIBISTE !! TE MANDO UN ABRAZO GRANDE DESDE ARGENTINA! UN PLACER LEER LO QUE ESCRIBES!! MAYRA
ResponderEliminarCuando la esencia de palabra la dicta la circunstancia, no hay verdad que no se replegue en el abismo del alma. La búsqueda se traduce en fe, el desquicio del amor produce esta ceguera voluntaria, donde el acto se percibe desde el buscarnos en los otros y conocer por sus bocas las verdades que nos faltan. Hay celos que se equivocan buscando la última palabra...Gracias Carmen he comulgado con tu alma.
ResponderEliminarDesconozco los motivos por los que no se puede comentar con el perfil... pero Mayra mil gracias por aceptar la invitación, anónimo... me alegra que comulgaras con mi alma, lo necesitaba...
ResponderEliminarTan grande fue el desalojo
ResponderEliminarQue el otrora caballero provocó
En tu alma
Que arrancó la tierra fértil en sus botas
Sin quedar un atisbo de nueva semilla
Donde la isla, pierde el enlace
Sin menoscabar esfuerzos en saberse triste
Pero no empeñar la vida en su despeño
Sino en disfrutarse
Pues tierra hay donde los hombres llegan
Y sus hermanos esperan crecer
Y juntar los destrozos de un tesoro desperdigado…
Bsts Carmen, no sientas isla, pues el mar es sólo superficie.
De esta soledad saben también tus versos Santiago que bien leo, y saben de cómo es el alma mercenaria y retroalimenta el sentimiento, también de cómo es más fuerte el amor que la agonía y ambos, a veces, tan inevitables como precisos, hacen de nosotros islas siendo continentes, solo son días... gracias lindo por llegar siempre y acunarme en esta forma.
ResponderEliminarEs el amanecer el comienzo, el de la luz más limpia... Y que mejor que comenzar cada día con la persona a la que te ata la vida... Despierta o dormida pero siempre acompañada. Un millon de besos.
ResponderEliminarUn lamento? Acaso una febril llamada, sedienta de su haber que allí espejado entre su letra de miel mira en silencio, el cielo, las estrellas, los cometas, que hicieron algo bello del poema, pero en tácita presencia, la musa que escarcea en el comienzo vence a la imagen y escribe hasta el final su llanto frágil...Muy bello..
ResponderEliminarGracias Marita, fiel escudera de mi alma y mis sentires, te quiero.
ResponderEliminarGracias Jose Ignacio, fueron dicentes los reflejos... gracias por todo y tanto, siempre!
ResponderEliminarPreciosa probando mi teoria de poder escribir
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