Que fue un crimen abyecto
se sabía de antiguo y los vecinos
contaban aquello como algo ajeno
con la resaca que dejaba el hacerlo
entre la lluvia vieja y la vergüenza
de saberse culpable todo el pueblo…
El llegó cruzando el puente una mañana
descalzo, en jirones la ropa y el alma
no traía más que un hato de sinsabores
y un par de manos sin mácula
unos ojos que contaban de ciénagas
y un litro menos de sangre en las venas
apenas llegó a rastras a las puertas de aquella casa
que todo varón visitaba
pero ninguno nombraba
para evitar el dedo ostensivo
de los vecinos y las supuestas damas.
Ella no llegó como él desangrada
lo que había perdido aquella mañana
era la esperanza, toda la esperanza
y con aquella carencia inhumana
salía dispuesta hacia el puente
a saldar alguna deuda elevada
que debió ganar sin hacer apuesta,
o heredar sin poder hacer nada
que dejara a cero las cuentas y rasa la tábula,
lo encontró sin ser en el suelo del porche
de aquella casa sin número en la puerta
en la que la encerraron la mala suerte y una desgracia,
ser de padre sin nombre
y de madre en nada licenciada.
Por caridad ella curó la herida de su espalda
por gratitud él sanó la de su alma…
De cuanto después entre ellos pasara
se contó tanto como tanto se errara
que sólo supieron ambos
del remiendo que se hicieron
y de cómo sus vidas bien unieron
para convertirse en una plaga
y allí donde fueran con su afecto
toda miseria aireaban
y no agachaban miradas
ni escondían un solo beso
ante aquellos ojos sin decoro
que sólo sabían del pecado ajeno
y tronaban sus risas
y molestaban sus modos
dolían sus caricias tanto
que hasta las farolas de la plaza
a su paso la luz atenuaban
se extendía el odio hasta lo inerte
porque así ocurre con el odio siempre…
Acabó aquella historia no olvidada
de la puta y el mendigo,
de los que nadie supo nunca el nombre
porque allí los nombres no interesaban,
una madrugada bajo el puente
que a él lo trajo y a ella la esperaba
un par de tiros y mucha rabia…
convirtieron a los amantes en leyenda
al destino en tragedia
y a aquellas gentes no las tornó en nada
dejándolas en bestias, como estaban…
Alguien me contó esta historia
el día que pasé por esa aldea
que maldita desde entonces
ya no tiene vecinos ni farolas
que bien alumbren los rincones
allí solo hay restos de ojos chicos
ya no hay hembras ni varones
solo mendigos que putean
y putas que mendigan honores
pues sólo dos personas hubieron en aquel sitio
que lejos de dios y de los hombres
implosionó dentro de sí mismo
ahuyentando el aire que ya no corre
y me sirvió de aviso el ahogo
para no detenerme allí a tomar reposo
ni pan ni agua ni un consejo sólo
ni paz que prometieran o dádivas de oro…
CARMEN SORIANO
Todos los derechos reservados.
El amor provoca envidias en las personas duras de corazón, aquellas que buscan una vida prestada en la felicidad de los demás y lo único que hacen es destrozar a su paso con palabras, con hechos... Porque no tienen corazon ni conocen el significado de la palabra AMOR. Me ha encantado la historia, eres única mi niña, UNICA. Te quiero
ResponderEliminarGracias mi Mara linda, sabemos ambas de pueblos un rato, y mejor ser plaga que ser beatos, ser de cualquier modo menos ese, que sólo sabe ver desde la inquina y el odio, la ignorancia y la envidia y ese otro vicio que no nombro porque aún eres una niña, te amo linda, gracias por su mano siempre!
ResponderEliminarCarmen, soy Cristián y me parece que tengo mucho que agradecerte cada vez que leo tus poemas. Éste es un romance fabuloso... en realidad, la alegoría de algo que sucede a menudo, narrada con un ritmo hipnótico que permite ensoñar en cada escena. Gracias, Carmen. Me encanta.
ResponderEliminarGracias Cristián por venir a mi casa, toma asiento, ponte cómodo y quédate te pido... gracias de nuevo, un abrazo!
ResponderEliminarSe da la luz entre tu frente tibia y la danza de moros que te veo dentro cada que dispongo sobre ti mis ojos, se da además la dicha de creerte, de serte cual muro donde tu arropada esperas alada la misión del día...Bella esta cruel misión de sacar a verse la historia sabida como sombra nueva,esperanza en soles que salgan al cielo a dar nueva vida a soles gastados por nuestras inquinas...Te veo hoy más bella y sapiente que nunca antes, mi Carmen querida...
ResponderEliminarY así como me desarmas si siendo quien más admiro con mi letra este tango bailas, igual lo agradece mi alma que se explora como puede o se halla, o se deja alcanzar por las historias, gracias que si bella y sapiente me vez, tal así me haces... gracias siempre Restrepo.
ResponderEliminarEs un placer entrar en tu espacio,Muy bello.Un abrazo.J.R.
ResponderEliminarSe de tu sensibilidad como de tu humana belleza Mayte, y ciertamente no hay moraleja más que la realidad diariamente doliente amiga mía, contarlo es solo aventar un poco, luego vuelve el aire a enrarecerse... mil gracias por sentir conmigo amiga mía, besines!
ResponderEliminarMuchas Gracias Jose Ramón deseo que sea de tu gusto y decidas quedarte por aquí, un afectuoso saludo!
ResponderEliminarQue bella y brillantemente contada historia Carmen!!! Es refrescante y se hace corta...O quizá no, quizá es justa la largura necesaria, pero para esta lectora así se hizo!! Me ha gustado infinitamente esa forma de narrar una historia!! Besos amiga mía :))
ResponderEliminarAlgún día Cj, escribiré algo contigo y rogarás porque acabe pronto... gracias siempre, sigo desde el desespero intentado entrar en tus notas y en tus blog no hay nuevo... pero besos, todos, siempre!!!
ResponderEliminarTodos me advertían
ResponderEliminarNo entres, no vayas,
Es la casa maldita, donde el sol nace
Y los hombres mueren
Nadie sale como entró
Prohibición ninguna mejor incitación
Paso de idas entradas porto
Allí enfilé mis pasos, allí encontré lo que buscaba
Ella
Las tardes, dejaron de ser terrosas, y fueron frescas
Las noches gélidas se esfumaron y escuchamos la melodía
Susurrada por los ángeles envidiosos…
Hasta casi nos encandila más el morbo…
Bsts.Carmen.Cuida de la puerta de atrás, puede llegar…
En cualquier momento…Bella.
Mientras descifro tu consejo, te agradezco el comentario Santiago como siempre y algo más por tan bella historia paralela en él cuentas y que parace no supo de tragedia y sabe a helado de fresa y mora, mil besos.
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