Harta de mirarse en cuantos espejos había a su alrededor,
harta de sentirse decepcionada cada vez que un espejo le devolvía su imagen
distorsionada y extraña, Miranda se marchó una mañana de casa, muy temprano,
mientras todos dormían, en busca del creador de espejos para presentarle su
queja y reclamarle que realizara un espejo adecuado para ella. Después de no
pocos esfuerzos y algún que otro contratiempo lo encontró.
Es usted el creador de espejos? Le preguntó decidida a aquel viejo que tenía delante.
Así podría decirse, pues soy quien fabrica todos los espejos
de este lugar. Respondió el viejo imperturbable.
Pues quería decirle que sus espejos son defectuosos y nunca
reflejan la realidad. Se quejó Miranda con firmeza.
Dígame señora...¿que reflejan los espejos que fabrico?.
Preguntó el viejo con aire desinteresado.
Pues no lo sé, pero le aseguro que cuando me miro en ellos
no me veo... Respondió Miranda con cierta melancolía en la voz.
Comprendo... será pues que mis espejos están mal... y
exactamente ¿qué ve cuando se mira en ellos? Pregunto el viejo mostrando algo
más de interés.
Pues... a veces veo a una mujer que parece muy decidida, y
esa no soy yo. Otras veces veo a una mujer muy tímida, y esa no soy yo, otras
una mujer bella y otras una mujer horrible, pero tampoco soy yo... sus espejos
están defectuosos y quiero que fabrique uno en el que pueda verme reflejada de
verdad Exigió Miranda.
Umm... ahora comprendo cual es el problema de mis espejos,
tiene razón, mis espejos solo le muestran una imagen y claro, usted no es
eso... pero... permítame que le diga que el problema no está en mis creaciones,
el problema está en usted, está mirando en el lugar equivocado... Dijo el viejo
entonando la voz con dulzura y dureza al mismo tiempo.
¿El lugar equivocado? ¿dónde pues debo mirar para ver mi
reflejo? Preguntó Miranda entre la perplejidad y la ira.
Vuelva a casa señora... seguro que allí encontrará el
reflejo adecuado... por mi parte me comprometo a fabricar para usted un espejo
perfecto, será el más perfecto que haya creado, se lo enviaré a casa en cuanto
esté listo...
A
regañadientes y farfullando Miranda emprendió el camino de vuelta, estaba
disgustada pero al menos había obtenido la promesa de un conseguir un buen
espejo.
Tras varias
semanas de ausencia llegó por fin a su hogar, inmediatamente se vio envuelta en
los brazos de su esposo que había pasado días y noches buscándola sin descanso,
le miró a los ojos y vió lagrimas en ellos, pero fijándose más detenidamente
vio algo mas. A través de las lágrimas, las pupilas de su esposo reflejaban la
imagen de una mujer amada y respetada, alguien digno de amor, podía verla
nítidamente y le pareció reconocerse en aquella imagen.
Acto seguido sus
dos hijos también corrieron a abrazarla con lagrimas en los ojos, entonces
Miranda observó de nuevo y vio una imagen reflejada en las pupilas de sus
pequeños, era un mujer fuerte, firme y cariñosa a la vez, alguien digno de
confianza y le pareció reconocerse en aquella imagen.
Tras los pequeños
se acercó la abuela, su madre, que con lágrimas en los ojos la reprendía por su
ausencia, entonces observó en sus pupilas humedecidas por las lágrimas y vio la
imagen de una mujer delicada y frágil, alguien digno de ser cuidado y protegido
y le pareció reconocerse en aquella imagen.
Pasaron varios días
de celebraciones por la vuelta a casa de Miranda, días en los que ella no dejó
de contemplarse en los ojos de cuantos la rodeaban, amigos, vecinos, incluso en
los ojos de aquella vieja arpía que siempre la había odiado tanto... En uno de
esos días el cartero trajo un paquete, el remite indicaba que era enviado por
el creador de espejos, junto con el paquete el cartero entregó a Miranda una
nota que decía de aquella manera:
" Aquí tenéis señora lo prometido, mi obra mas
perfecta, ningún otro espejo refleja con mas fidelidad la realidad, espero que
os sintáis complacida con él, pero más sinceramente espero que no lo
necesitéis"
Efectivamente
aquel paquete nunca salió de su envoltorio y se perdió en el olvido del fondo
de un armario.
A VECES PERDEMOS
EL TIEMPO BUSCANDO UNA RESPUESTA PARA QUIENES SOMOS Y OLVIDAMOS QUE SOLO EN LOS
OJOS DE LOS DEMAS PODEMOS ENCONTRAR ESA RESPUESTA, POR ESO ¡NO DEJES DE MIRAR A
LOS OJOS CUANDO TENGAS A OTRO SER HUMANO DELANTE, TE ESTARÁ DEVOLVIENDO TU
IMAGEN, TE ESTARÁ MOSTRANDO QUIEN ERES!
CARMEN SORIANO
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