Cada día me despierto
desde que estás en mi vida
con un beso de tus labios
y un café en la bandejita,
tu café me sabe a gloria,
no hace te falta que lo diga
pero es tu beso en la mañana...
ese beso... es tu poesía.
Es un beso apresurado,
respetuoso de mi espacio,
que paciente le sonríe
a mi despertar malhumorado.
Para ti solo es un beso
y un café bien preparado,
para mi es gloria y promesa
tácita, escondida y cierta
de que me continuaras besando
durante el resto del día.
Y por eso me despierto,
resacosa, adormecida,
dando gracias al cielo,
con café y beso en la boca,
de haberte traído a mi vida.
Te quiero.
¿Que no quieres que lo grite?
¿Que te sientes avergonzado?
Pues ¡tu café me sabe a gloria
ya están todos enterados!
CARMEN SORIANO
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