Esta noche entraré en tu castillo
donde la vigilia acaba
sin saltar murallas...
y te atraparé con mis piernas de impaciencia
y serán mis manos tu herejía
y mi lengua tu blasfemia
y mi cuerpo humo azul...
Y tú, no abras los ojos,
agita en mi tu ansiedad,
que la boca me sabe
a cada beso no dado.
Que la piel me quema
donde la tuya no roza.
¡Y evapórame con tu rabia
de que esto sólo es sueño.
¡Y se dueño del aire
con furia y sin miedo!
y grita, y llora, y vive...
Y donde la noche acaba,
las cerezas en tu boca
te dirán que el sueño es vida
y tu mi dueño...
que soy musa y viento
pero mi nube es alta.
Y tú sonreirás...
CARMEN SORIANO
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