domingo, 28 de noviembre de 2010

El escondite perfecto




De la noria imparable y el vértigo
no puede bajarme ni quiero,
me distingue y me supera
la pasión insana, ineludible,
que evapora la sangre y altera
del universo el equilibrio...

Y sólo tú que ya sabías
de mi anchura y mi defecto
puedes abrirme el pecho y retenerla
por momentos me adecentas
y me sujetas a la tierra...
y a empujones la liberas
cuando volar de nuevo quiere
que la magia tempranera
de repetirse, sola muere

Y sólo yo que ya sabía
de tu angosto recorrido
puedo abrirte y asomarte
al mundo genuino...
para que copies sus colores
y merezcas la bella esencia
y cuando de nuevo requieras
alejarte del absurdo, vente,
como siempre, 
debajo de mi ombligo.

Somos el uno del otro,
el perfecto escondite...




2 comentarios:

  1. Es lo mejor tener ese escondite perfecto, donde refugiarte y escaparte y volver a refugiarte... sin ninguna duda que si hay un paraiso, debe ser como ese escondite perfecto

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