Si desde tu rincón de magia
me ves mirarte los labios
mientras muerdo los míos impía
suelta el pincel y aparca el oleo,
ven corriendo entonces
que no entiende la carne de arte
sólo sabe tenerte hambre.
Y olvídate de preámbulos
ya llegará el día que sean necesarios
hoy no tiene mi puerta pestillo ni gozne,
y mi sangre se revuelve bullendo
e impaciente te reclama desde abajo.
¡Empújame pues hacia la cama,
o al salón, o a la cocina…
que no precisa este guión
de escenario ni tramoyista!
¡Y bendigan las pelvis aquel día
que tu lienzo encontró mis versos!
Y validemos sin aliento
aquel contrato que firmamos
esta vez sin más testigos
que la saliva y la espuma
y estas horas de domingo….
Después sigue pintando amor
que en acuarela ya me habrás hecho
el mejor de los retratos.
CARMEN SORIANO
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