martes, 30 de noviembre de 2010

Sólo por hoy te pienso


Ha sido la casualidad la que me trajo tu nombre esta mañana, debería encontrar sin demasiada dificultad las palabras para expresarte que ocurrió en mi interior, supongo que lo difícil será en todo caso analizar qué es lo que ha ocurrido pues de inaudito me sorprende, con cierta alegría no voy a negártelo.

Ha sido una década pensando en ti, pero no te frotes las manos, querido, no confundas lo que digo, no te he pensando ni una sola vez, hasta hoy que lo hago con un leve sonrisa en mi rostro. Ha sido al pensarme a mí, cuando inevitablemente acudía tu recuerdo como acude la sombra al nogal de mi patio cuando cae la tarde; en diez años no pronuncié tu nombre ni siquiera en la soledad de mi noche insomne, ni sobre el hombro de mi amado cuando sobre él tenía que echarme. Te lo dije y he cumplido, como si no hubieras existido nunca, y así ha sido. Recompuse mis pedazos desde dentro y sin memoria te lo garantizo, contigo en mi recuerdo no habría podido.

Y ante todo te aviso, no es esto un reproche, habrías de importarme para que lo fuera, es sólo el último broche que cierra tu historia y la mía, que no debieron converger nunca pero lo hicieron por capricho del destino o por prueba que me debía; como te digo ha sido la casualidad esta mañana, alguien muy querido dijo tu nombre, preguntó por ti ¿qué fue de tu ex marido? yo respondí si escucharme “No lo sé”, hasta ahí llegó tu protagonismo; y ahora que retrocedo y lo analizo, es cuando me doy cuenta de todo lo que he dicho, “no lo sé” porque no me importó en absoluto desde aquel día, porque no me interesó saberlo, incluso ahora que te escribo no sé si quiera si cumpliste tu destino y eres un anónimo cadáver hallado en alguna olvidada cuneta, o si por el contrario encontraste lo que necesitabas y por fin eres un hombre ahora que rozas los cincuenta. De cualquier manera no me importa, no más que dedicarte estas letras que mereces, pues aunque fantasma desterrado aún te debo tanto que no me parece justo que no lo sepas.

Que no te amaba lo sabías, pero también sabías de cómo quería hacerlo y que siempre te fui sincera, de todos mi amantes eras el mejor sin duda, como amigo fuiste siempre divertido, como esposo un desastre y como hombre inexistente. Perdí tantos años intentando acompañarte en aquel camino tuyo sin rumbo ni destino, que terminé perdida más que tú en aquella casa nuestra que encerraba tanta inquina y tanto duelo… encontré mi sitio en cuanto salí por la puerta te lo aseguro.

Y aunque nunca te dije del daño que me hiciste, sé que mis ángeles lo hicieron, eres consciente de cómo me gastaste y como se rompió lo que había dentro. Reconozco mi prepotencia de aquellos años tan jóvenes e inexpertos, de creerme suficiente para iluminar tus estancias internas… que absurda era, pero me sacabas tantos años y tanto recorrido, que donde no pude yo poner luz pusiste de tu sombra la presencia, una lección vital fue aquello.

Pero como te digo te debo, gracias a ti sé ahora de la resistencia de mi alma, de su grandeza, esa que siempre envidiaste y que por eso dañabas, y lo hacías bien. Me pienso ahora y te veo como siempre, emérito maestro de correrías entre sábanas, homicida de mi inocencia sin años de entonces, hereje del cariño que tanto nombrabas y que debía retorcerse en el platónico mundo, caricatura de gran hombre… de alguna manera tú me hiciste, eso que te debo, fue por ti por quien dibujé mis límites; ahora desde ellos me cuido y me funciona, nunca más permití un insulto, nunca consentí un golpe, nunca nadie me tocó sin permiso, nunca nadie volvió a quemar mis letras, no he vuelto a llorar así después ni a mirarme las venas de aquella manera…

Y como te decía al principio, me sorprende lo que he sentido al traerte de nuevo a mi conciencia, no es dolor de aquel que había, no es rabia, ni rencor, no es nostalgia…  es una leve pena, una ligera tristeza por tu alma aquella que siempre intuí que escondías debajo de aquella máscara, pena, sí, porque aun creo que no pude estar tan equivocada contigo… y aunque sé que estás maldito, no por mí, nunca lo hice lo sabes, nunca te maldije, quisiera pensar que tu alma se salvó de alguna manera de aquellos instintos tuyos, o que tal vez el tiempo templó tus maneras, o que alguna joven bella, de esas que te gustaban, haya sabido encontrarla e iluminarla. Así que ya ves, después de tantos años y tanta lluvia, mi primer pensamiento contigo ha sido lástima y me sorprende… pero también me alivia, y desde la presente te digo, quedas absuelto desde hoy, lee esto y vuelvo a tu lugar inexistente en mi memoria.

3 comentarios:

  1. Si algo tienes que agradecer a semejante elemento de la naturaleza es que te enseñó lo que NO era el AMOR, con demasiado sufrimiento, pero ahí quedó la lección y lejos para siempre el "maestro".

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  2. Maravillas, sería tan pequeñita sin tí...

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  3. !!!! ENHORABUENAAAAAA !!!
    Por éste nuevo amanecer... el que has experimentado al recordar...!!! que carmen existe!!!... !!!y de qué manera!!!.

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