Ha sido la
casualidad la que me trajo tu nombre esta mañana, debería encontrar sin
demasiada dificultad las palabras para expresarte que ocurrió en mi interior,
supongo que lo difícil será en todo caso analizar qué es lo que ha ocurrido pues
de inaudito me sorprende, con cierta alegría no voy a negártelo.
Ha sido una década pensando
en ti, pero no te frotes las manos, querido, no confundas lo que digo, no te he
pensando ni una sola vez, hasta hoy que lo hago con un leve sonrisa en mi
rostro. Ha sido al pensarme a mí, cuando inevitablemente acudía tu recuerdo
como acude la sombra al nogal de mi patio cuando cae la tarde; en diez años no
pronuncié tu nombre ni siquiera en la soledad de mi noche insomne, ni sobre el
hombro de mi amado cuando sobre él tenía que echarme. Te lo dije y he cumplido,
como si no hubieras existido nunca, y así ha sido. Recompuse mis pedazos desde
dentro y sin memoria te lo garantizo, contigo en mi recuerdo no habría podido.
Y ante todo te
aviso, no es esto un reproche, habrías de importarme para que lo fuera, es sólo
el último broche que cierra tu historia y la mía, que no debieron converger
nunca pero lo hicieron por capricho del destino o por prueba que me debía; como
te digo ha sido la casualidad esta mañana, alguien muy querido dijo tu nombre,
preguntó por ti ¿qué fue de tu ex marido? yo respondí si escucharme “No lo sé”,
hasta ahí llegó tu protagonismo; y ahora que retrocedo y lo analizo, es cuando
me doy cuenta de todo lo que he dicho, “no lo sé” porque no me importó en
absoluto desde aquel día, porque no me interesó saberlo, incluso ahora que te
escribo no sé si quiera si cumpliste tu destino y eres un anónimo cadáver hallado
en alguna olvidada cuneta, o si por el contrario encontraste lo que necesitabas y por
fin eres un hombre ahora que rozas los cincuenta. De cualquier manera no me
importa, no más que dedicarte estas letras que mereces, pues aunque fantasma
desterrado aún te debo tanto que no me parece justo que no lo sepas.
Que no te amaba lo
sabías, pero también sabías de cómo quería hacerlo y que siempre te fui
sincera, de todos mi amantes eras el mejor sin duda, como amigo fuiste siempre
divertido, como esposo un desastre y como hombre inexistente. Perdí tantos años
intentando acompañarte en aquel camino tuyo sin rumbo ni destino, que terminé
perdida más que tú en aquella casa nuestra que encerraba tanta inquina y tanto
duelo… encontré mi sitio en cuanto salí por la puerta te lo aseguro.
Y aunque nunca te
dije del daño que me hiciste, sé que mis ángeles lo hicieron, eres consciente
de cómo me gastaste y como se rompió lo que había dentro. Reconozco mi prepotencia
de aquellos años tan jóvenes e inexpertos, de creerme suficiente para iluminar
tus estancias internas… que absurda era, pero me sacabas tantos años y tanto
recorrido, que donde no pude yo poner luz pusiste de tu sombra la presencia,
una lección vital fue aquello.
Pero como te digo te
debo, gracias a ti sé ahora de la resistencia de mi alma, de su grandeza, esa
que siempre envidiaste y que por eso dañabas, y lo hacías bien. Me pienso ahora
y te veo como siempre, emérito maestro de correrías entre sábanas, homicida de
mi inocencia sin años de entonces, hereje del cariño que tanto nombrabas y que debía
retorcerse en el platónico mundo, caricatura de gran hombre… de alguna manera tú
me hiciste, eso que te debo, fue por ti por quien dibujé mis límites; ahora
desde ellos me cuido y me funciona, nunca más permití un insulto, nunca consentí
un golpe, nunca nadie me tocó sin permiso, nunca nadie volvió a quemar mis
letras, no he vuelto a llorar así después ni a mirarme las venas de aquella
manera…
Y como te decía al
principio, me sorprende lo que he sentido al traerte de nuevo a mi conciencia,
no es dolor de aquel que había, no es rabia, ni rencor, no es nostalgia… es una leve pena, una ligera tristeza por tu
alma aquella que siempre intuí que escondías debajo de aquella máscara, pena,
sí, porque aun creo que no pude estar tan equivocada contigo… y aunque sé que
estás maldito, no por mí, nunca lo hice lo sabes, nunca te maldije, quisiera
pensar que tu alma se salvó de alguna manera de aquellos instintos tuyos, o que
tal vez el tiempo templó tus maneras, o que alguna joven bella, de esas que te
gustaban, haya sabido encontrarla e iluminarla. Así que ya ves, después de
tantos años y tanta lluvia, mi primer pensamiento contigo ha sido lástima y me
sorprende… pero también me alivia, y desde la presente te digo, quedas absuelto
desde hoy, lee esto y vuelvo a tu lugar inexistente en mi memoria.
Si algo tienes que agradecer a semejante elemento de la naturaleza es que te enseñó lo que NO era el AMOR, con demasiado sufrimiento, pero ahí quedó la lección y lejos para siempre el "maestro".
ResponderEliminarMaravillas, sería tan pequeñita sin tí...
ResponderEliminar!!!! ENHORABUENAAAAAA !!!
ResponderEliminarPor éste nuevo amanecer... el que has experimentado al recordar...!!! que carmen existe!!!... !!!y de qué manera!!!.