Hazme un lecho de escarcha y hiedra
con dosel de alejandrinos.
Dibuja sobre mi pecho un soneto
y llaga la piel con saliva y símil
pero cuídame con métrica sabia
que me vuelvo prosa descarnada
y se rompe la magia y desdibuja
el derrotero del agua...
Porque es volar lo que quiero
llévame en versos hasta el cielo
o hasta un callejón cualquiera de esos
que esconden rituales postreros.
Pero no quieras sujetarme luego
que se me hace el vientre aire
y he de elevarme como el humo
que no se detiene la búsqueda
entre las piernas iniciada.
Pero si aún de inconsciencia fuera,
que ignorando mi advertencia,
me amarraras con la lengua
y con besos sujetaras el invento
de concentrar la poesía en mi centro,
asume tu culpa y acaba
de entregar la moraleja
en prosa, verso o llanto...
que es Afrodita caprichosa
y exigente y vengativa...
CARMEN SORIANO
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