Tiembla el intelecto y se adolece de nuevo
por este eterno calvario de hipócritas
que está el pecado en los ojos de la inquina
no en la piel que se ama consentida.
Y de los pecados que sobran…
tal vez yo peque de ira
que rechazo como siempre con rabia
a los –ismos y a los –istas
la mala fe y la moralina…
¡A la puta hipocresía!
Que en el mundo donde la poesía no llega
mata el hambre niños por segundos
y se venden niñas en esquinas,
se cambian vidas por papelinas
y se premia con tratados la barbarie.
Y se ríen los corruptos, narcos, pederastas, asesinos
y todo su merchandising…
mientras campan a sus anchas sin disfraces
pues es el pensamiento el objetivo
y la libertad la diana…
Me duelo ¡Pero no reniego!
que paro el mundo y me bajo
y con lápiz o teclado canto a diario a lo bello
a mi esposo, a mis amados,
a la tierra o a mi misma…
¡Y al sexo por supuesto
que del de mi santa madre vine
y con él entrego limpia el alma
siempre libre y soberana!
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